Pedro Bonifacio Palacios, nació el 13 de Mayo del año 1854 y falleció el 28 de Febrero de 1917. Era reconocido por el seudónimo "Almafuerte" fue un gran poeta y maestro argentino.
Almafuerte nació en San Justo, provincia de Buenos Aires rodeado de una familia muy humilde. Su madre falleció cuando éste era muy pequeño y su padre lo abandonó, por lo cuál fue criado por sus familiares.
Al tener una familia muy modesta, el poeta no tuvo la posibilidad de conocer más allá de los estudios primarios. Comenzó a introducirse en el arte a través de la pintura. Intentó perfeccionarse en el exterior, más específicamente en Europa, por lo que envió una solicitud de beca para conseguir el viaje, en lo cual no tuvo suerte; por lo tanto se introdujo en la escritura y la docencia.
Desde muy joven, ejerció el cargo de profesor en varias escuelas lugareñas como Mercedes, Salto y Chacabuco, también ubicadas en la provincia de Buenos Aires. Un tiempo después es relevado de su puesto por no carecer de título habilitante para la enseñanza, pero muchos dicen que fue por sus poemas altamente críticos hacia el gobierno. En estos pueblos también fue reconocido por su pasión hacia la escritura, además de ser muy polémico.
Obtuvo puestos de trabajo en lugares como: Cámara de Diputados de Buenos Aires,periodista, bibliotecario y traductor de la Dirección General de Estadística de la misma provincia.
Un tiempo después no participa mucho dentro de la política, pero debido a su situación económica, y muy a su pesar debió hacerlo y no con mucho entusiasmo, ya que era un poco reacio con respecto a los cargos políticos.
Venerado por la juventud, Almafuerte recibió del Congreso Nacional una pensión vitalicia, que importaba un reconocimiento a su sustancial existencia y también un alivio a su siempre apretado bolsillo. Pero no llegó a cobrarla porque murió pocos meses después, el 28 de febrero de 1917, en su humilde casa platense.
Lo que yo quiero
I
Quiero ser las dos niñas de tus ojos,
las metálicas cuerdas de tu voz,
el rubor de tu sien cuando meditas
y el origen tenaz de tu rubor.
Quiero ser esas manos invisibles
que manejan por si la creación,
y formar con tus sueños y los míos
otro mundo mejor para los dos.
Eres tu, providencia de mi vida,
mi sostén, mi refugio, mi caudal;
cual si fueras mi madre, yo te amo...
¡y todavía más!.
II
Tengo celos del sol porque te besa
con sus labios de luz y de calor...
¡del jazmín tropical y del jilguero
que decoran y alegran tu balcón!
Mando yo que ni el aire te sonría:
ni los astros, ni el ave, ni la flor,
ni la fe, ni el amor, ni la esperanza,
ni ninguno, ni nada más que yo.
Eres tu, soberana de mis noches,
mi constante, perpetuo cavilar:
ambiciono tu amor como la gloria...
¡y todavía más!.
III
Yo no quiero que alguno te consuele
si me mata la fuerza de tu amor...
¡si me matan los besos insaciables,
fervorosos, ardientes que te doy!
Quiero yo que te invadan las tinieblas,
cuando ya para mí no salga el sol.
Quiero yo que defiendas mis despojos
del más breve ritual profanador.
Quiero yo que me llames y conjures
sobre labios y frente, y corazón.
Quiero yo que sucumbas o enloquezcas...
¡loca sí; muerta si, te quiero yo!
Mi querida, mi bien, mi soberana,
mi refugio, mi sueño, mi caudal,
mi laurel, mi ambición, mi santa madre...
¡y todavía más!
Pedro Bonifacio "Almafuerte" Palacios.
Fuentes: x
Edición: Valeria Ledesma
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