Pareciera que en la actualidad todos tienen un tatuaje. Lo
que antes se consideraba propiedad de marineros, ciclistas y fugitivos es
actualmente una decoración del cuerpo muy aceptada entre mucha gente. Y ya no
se trata de tatuarse anclas, calaveras y buques de guerra. Con emblemas de
escuelas, diseños celtas y hasta símbolos personalizados, la gente ha
encontrado nuevas maneras de expresarse con sus tatuajes.
Pero, ¿Qué es un
tatuaje? Un tatuaje es una herida que se
hace con agujas en las capas profundas de la piel y en la que se inyecta tinta
de diferentes colores. Se realiza penetrando la piel con una aguja e inyectando
tinta en la zona, generalmente creando algún tipo de diseño. La tinta se
inyecta en la dermis, que es la segunda capa de piel más profunda. Las células de
la dermis son muy estables; por lo tanto, el tatuaje es prácticamente
permanente.
Miles de chicos y chicas toman la decisión de tatuar sus
cuerpos durante la adolescencia.
Algunos padres son muy permisivos con esas decisiones pero otros se oponen a
que sus hijos lleven esas marcas permanentes. En ambos casos, la mayoría de los
padres carece de información suficiente sobre lo que es un tatuaje.
Cada familia es un mundo y no caben las mismas recetas para
todas. Por eso es importante poner el acento en la madurez del adolescente y no
tanto en su edad. De hecho, respecto a la edad ya existe una edad mínima para
poder acceder a los tatuajes y a los piercing, establecida en los 16 años con autorización de los padres o tutores legales y los 18
para poder hacerlo de forma autónoma.
Los jóvenes deben entender que es algo permanente ya que, si
bien existen tratamientos para eliminarlos, éstos, además de caros, pueden
dejar marcas o cicatrices leves.
Edición: María del Mar Astorga
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