La moda en sus principios
La moda como tal surgió en el siglo XIV, y
ha ido evolucionando hasta nuestros días. Durante cientos de años fueron los
monarcas y los nobles los que marcaron las pautas de la moda. En el siglo XVII, Luis XIII, rey de Francia, decidió ocultar su calvicie con
una peluca. Al poco tiempo, los nobles europeos comenzaron a afeitarse la cabeza
y seguir su ejemplo, imponiendo un estilo que duró más de una década. En el
siglo XIX, las revistas femeninas comenzaron a promocionar las nuevas
tendencias e incluso a ofrecer patrones económicos para que las mujeres
pudieran confeccionarse su propia ropa. Con la llegada del siglo XX y la
popularidad del cine y la televisión, las estrellas de la pantalla se
convirtieron en ídolos internacionales y empezaron a imponer la moda. Lo mismo
sucedió con los músicos famosos, los cuales pusieron en boga estilos radicales
que la juventud no tardó en imitar. Hoy en día, la situación apenas ha
cambiado. Los anunciantes se valen eficazmente de desfiles de modelos,
atractivas revistas de papel satinado, carteleras, escaparates y anuncios
televisivos para crear una demanda de prendas nuevas.
La moda y los adolescentes
La moda son aquellas tendencias repetitivas, ya sea de
ropa, accesorios, estilos de vida y maneras de comportarse, que marcan o
modifican la conducta de las personas. La moda en términos de ropa, se define
como aquellas tendencias y géneros en masa que la gente adopta o deja de usar.
La moda se refiere a las costumbres que marcan
alguna época o lugar específicos, en especial aquellas relacionadas con el
vestir o adornar.
Muchos
adolescentes están atrapados por la moda. Como una gran piedra imantada les
atrae con una fuerza que ellos no pueden controlar. Ella les hace vestirse de
una determinada manera, llevar el tipo de peinado que se lleva, colgarse un
piercing o tatuarse un dibujo en la piel, escuchar su música, leer sus revistas
y hablar a su manera.

En el momento vital en que se encuentran, la ropa se convierte en la gran aliada de los adolescentes. La forma de vestirse la identifican con la forma de ser. Para un chico o una chica no es indiferente ponerse una cosa u otra, incluso “ponerse cualquier cosa” tiene su razón de ser. Aunque ellas comienzan antes, la preocupación por la ropa también les afecta a ellos.
Ir a la moda lo interpretan como ir a su manera. La moda juvenil (algunos la llaman subcultura) les permite identificarse con su grupo y reivindicar su oposición a los criterios adultos. Llevar pantalones caídos (la cintura ya no está en la cintura) o rotos, sudaderas enormes, camisetas ceñidas con dibujos, números y letras, tops que no llegan al ombligo, peinados “despeinados”, zapatillas de lona, una flecha atravesando la lengua o una visera sin que haga sol les diferencian lo suficiente para distanciarse del mundo adulto, de hecho, sus padres estarían ridículos con “esas pintas”. Ellos, en cambio, se sienten bien, quizá porque les sienta bien.
Utilizan la ropa como un sistema de signos para comunicarse con sus iguales, con quienes comparten un mismo código. Los padres no interpretan del mismo modo ese lenguaje, por eso no suelen entenderse con sus hijos en este tema y muchas veces se convierte en fuente de conflictos.
La ropa comunica
La ropa es un medio de comunicación: con ella se dicen muchas cosas y
los adolescentes se han dado cuenta que una imagen vale por 3 mil palabras y
quieren utilizarla para expresarse. De pequeños solían aceptar la ropa que
su mamá decidía y, conforme crecen, sus opiniones se hacen más patentes y ambos
padres tienen que llegar a acuerdos con ellos. En la adolescencia saben lo que
quieren, y no se trata sólo de escoger la ropa, sino de definir que son diferentes,
autónomos y que toman sus decisiones.
Con la ropa, los peinados y los adornos buscan reafirmar su propia identidad, reflejar una personalidad única y original; aunque en realidad todos los adolescentes se visten de forma parecida, y lo que logran es mostrar y comunicar lo que caracteriza a su generación.
Están orgullosos de su vestimenta, porque instintivamente buscan que sus compañeros los miren y reaccionen. Así se sienten apreciados por parecerse a su grupo, y porque cada elemento del vestuario es un signo de pertenencia.
Con la ropa, los peinados y los adornos buscan reafirmar su propia identidad, reflejar una personalidad única y original; aunque en realidad todos los adolescentes se visten de forma parecida, y lo que logran es mostrar y comunicar lo que caracteriza a su generación.
Están orgullosos de su vestimenta, porque instintivamente buscan que sus compañeros los miren y reaccionen. Así se sienten apreciados por parecerse a su grupo, y porque cada elemento del vestuario es un signo de pertenencia.
Fuentes:
Edición: Valeria Ledesma
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