instituto nacional para sordomudos, que se constituyó en la primera escuela oralista para Sordos de nuestro país.
En este orden, la decisión política se orientó hacia una filosofía dogmática en la educación especial para sordos: el oralismo, que acarreó severas restricciones impuestas a los niños Sordos con sus lamentables marcas psíquicas.
Por qué entonces hacer que el Sordo deba reírse aunque no entienda los chistes, deba callar cuando se pierde en las palabras habladas. Porqué forzarlo a imaginar el mensaje cuando entendió solo una palabra y tenga que armar intuitivamente una conversación completa.
¿Quizás estén ávidos de comunicarse? ¿Quizás sientan ganas de participar? ¿Quizás quieran ser considerados y respetados? ¿Quizás quieran ser entendidos?
Tal vez, las necesidades comunicativas de los Sordos encontrarán solución en la Educación bilingüe multicultural en Lengua de Señas Argentina – Lengua Española.
Un niño Sordo profundo puede adquirir naturalmente una lengua, -que se adapte a sus condiciones físicas-, y la estructurará cuando esa lengua esté a su alcance en su entorno.
Para los Sordos, “VER”, tiene el mismo valor afectivo y de significación que para los oyentes “OIR”. Las manos, como la voz, pueden expresar ideas, sentimientos, emociones.
Pero el bilingüismo aparece también cuando voluntariamente una familia oyente con un hijo Sordo decide introducir la lengua de señas en su vida.
Sin duda, esta lengua es la más eficaz y funcional para la comunicación del Sordo.
Fuentes: X - X
Edición : Matias Peralta
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