Este 24 de agosto se celebra, en Argentina, el Día del Lector, según lo establecido en la Ley Nº 26.754, en homenaje al nacimiento del escritor Jorge Luis Borges.
La ley tiene como finalidad "promover la lectura y la democracia a través de la realización en dicha fecha de actos de divulgación de las letras y de reconocimiento a la obra y trayectoria de la máxima figura de la literatura nacional".
Borges nació un 24 de agosto de 1899. Poeta, traductor, crítico y narrador, introductor del ultraísmo en la Argentina, animador de publicaciones de vanguardia como Proa, Prisma y Martín Fierro, fue colaborador de El Hogar, La Nación, Sur, Crítica, entre otras publicaciones. Merecedor de importantes premios y distinciones, fue autor de una obra tan original como vasta y variada, de gran renombre internacional, de la que cabe mencionar "El idioma de los argentinos", "Fervor de Buenos Aires", "El Aleph", "Historia universal de la infamia", "Evaristo Carriego", "Otras inquisiciones", "El informe de Brodie", "El tamaño de mi esperanza", "El hacedor", "La muerte y la brújula", "Luna de enfrente" y "Cuaderno de San Martín". Murió en Ginebra 14 de junio de 1986..
La institución de esta fecha es un reconocimiento a la obra y a la trayectoria de Borges, más que merecido para un autor de gran dimensión en la literatura universal.
UN LECTOR
Que otros se jacten de las páginas que han leído;
a mí me enorgullecen las que he leído
No habré sido un filólogo,
no habré inquirido las declinaciones, los modos,
la laboriosa mutación de las letras,
la de que se endurece en te,
la equivalencia de la ge y de la ka,
pero a lo largo de mis años he profesado
la pasión del lenguaje.
Mis noches están llenas de Virgilio;
haber sabido y haber olvidado el latín
es una posesión, porque el olvido
es una de las formas de la memoria,
su vago sótano
la otra cara secreta de la moneda.
Cuando en mis ojos se borraron
las vanas apariencias queridas,
los rostros y la página,
me dí al estudio del lenguaje de hierro
que usaron mis mayores para cantar
espadas y soledades,
y ahora, a través de siete siglos,
desde la Ultima Thule,
tu voz me llega, Snorri Sturluson.
El joven, ante el libro, se impone una disciplina precisa
y lo hace en pos de un conocimiento preciso;
a mis años, toda empresa es una aventura
que linda con la noche.
No acabaré de descifrar las antiguas lenguas del Norte,
no hundiré las manos ansiosas en el oro de Sigurd;
la tarea que emprendo es ilimitada
y ha de acompañarme hasta el fin,
no menos misteriosa que el universo
y que yo, el aprendiz. - Jorge Luis Borges
Edición: María del Mar Astorga
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