La gente solía decirme que tenía manos hermosas. Me lo decían tanto que un día empecé a creerles, incluso le pregunté a mi padre que era fotógrafo "Hey, papá. ¿Podría ser modelo de manos?" a lo cuál el dijo "¡De ninguna manera!. No recuerdo la razón que me dió, y me hubiera puesto triste pero había demasiados muñecos que abrazar, demasiados ensayos que escribir, demasiados chicos a los que saludar, demasiados años para crecer. Solíamos jugar a este juego, mi papá y yo, sobre tomarnos de la mano. Porque nos tomábamos de la mano en cualquier lugar. Y todas las veces cualquiera de los dos susurraría un número grande al otro, pretendiendo que llevábamos la cuenta de cuantas veces nos tomamos de la mano, que estábamos seguros que esta tenía que ser la vez 8,002, 753.
Las manos aprenden más que las mentes. La manos aprenden como sujetar otras manos, como agarrar un lápiz y moldear poesía. Como tocar un piano y picas una pelota de basket y como sostener el manubrio de una bicicleta. Como sujetar a los ancianos y como tocar a un bebé. Amo las manos como amo a las personas. Son mapas y brújulas con las cuales navegamos a través de la vida.
Algunas personas leen las palmas para contarte tu futuro, yo leo manos para contarte tu pasado. Cada cicatriz representa una historia que vale la pena contar. Cada palma callosa, cada nudillo roto es un puño fallido o años en una fabrica.
Ahora he visto las manos de medio oriente apretadas en puños de medio oriente, golpeando unas contra otras como tambores de guerra; cada país ve sus puños como guerreros y otros como enemigos. Incluso si los puños son solo manos. Pero esto no es sobre política. Esto es poema sobre amor y dedos. Dedos entrelazados como un hermoso cierre de plegarías.
Una vez tomé la mano de mi padre y nuestro dedos se entrelazaron perfectamente, pero el cambió de posición diciendo "No, eso es para tu madre!". Los niños chocan los cinco, los adultos se dan la mano. Necesitan sostener la mano firme, pero no aprietes demasiado, pero no sueltes muy pronto, pero no la sujetes por demasiado tiempo. Las manos no se tratan de política. ¿Desde cuándo se volvió tan complicado? Siempre pensé que era tan simple.
El otro día mi papá miró mis manos como si las estuviera viendo por primera vez, con la risa plasmada en sus ojos y con toda la seriedad que un hombre con su humor podría reunir me dijo "Sabes, tienes lindas manos. ¡Podrías ser modelo de manos!" Y antes de que a risa se me escapara, sacudí la cabeza ante la broma y apreté su mano...8,002,754.
Edición: María del Mar Astorga
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