La fabricante finlandesa de teléfonos móviles Nokia cambiará su nombre a Microsoft Mobile, según una carta que la compañía envió a sus proveedores. En tanto, Microsoft anunció que el cierre del acuerdo de adquisición será el 25 de abril.
De acuerdo con supuestos documentos internos, Microsoft utilizará el nombre Microsoft Mobile para la división adquirida a Nokia, pero se desconoce si esa será finalmente la marca que verán los consumidores en los dispositivos.
¿Por qué el cambio de nombre? Microsoft no compró la marca Nokia sino que acordó pagar €5.440 millones por las actividades de telefonía móvil y por el derecho de uso de las patentes del grupo finlandés, lo que permitirá a la empresa competir con Google, Apple y Samsung.
De acuerdo con supuestos documentos internos, Microsoft utilizará el nombre Microsoft Mobile para la división adquirida a Nokia, pero se desconoce si esa será finalmente la marca que verán los consumidores en los dispositivos.
Nokia fue el número uno mundial de teléfonos móviles antes de quedar relegada en 2012 por el surcoreano Samsung, un cambio que se fraguó con la aparición del iPhone de Apple en 2007.
Tras esta venta, el finlandés espera recuperar la rentabilidad y prevé concentrarse en las actividades de servicios y de fabricación de materiales para operadores de redes.
Microsoft, cuya labor principal es la de concebir programas informáticos, dispone de enormes recursos financieros para recuperar a un fabricante de teléfonos en situación delicada.
Nokia seguirá existiendo, manteniendo su división de mapas (HERE; será el principal proveedor de Microsoft, y está en otras plataformas); de infraestructura de redes (conocida como NSN); y de investigación y desarrollo, además de administrar una cantidad formidable de patentes relacionadas con la tecnología celular. Respecto de esto último ya ha recibido advertencias de la Unión Europea para que no se transforme en lo que se conoce en la industria como un troll de patentes (empresas que sólo se dedican a demandar a otros para obligar a pagar cifras exhorbitantes por sus patentes, en vez de licenciarlas a precios de mercado).
Edición: María del Mar Astorga
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